Lilimesilidwala
(o la lengua no esta enferma)
El
sureste africano vive desde finales del
2001 una de las mayores hambrunas de los
últimos cincuenta años. Poblaciones
como las de Zambia, Zimbabwe, Mozambique
o Malawi malviven en los pueblos de montaña
o emigran a las ciudades en busca de algo
que les permita salir de esta crisis. En
Malawi, el presidente de la nación,
Bakili Muluzi, declaraba el 27 de febrero
de este año 2002 el estado de emergencia
y abría las puertas del país
a numerosas organizaciones
internacionales deseosas de apoyar a los
malawianos en su lucha contra el hambre.
Mucho antes de ese 27 de febrero misiones
católicas e iglesias locales habían
iniciado ya en silencio su programa de ayuda
a la gente necesitada, especialmente ancianos
y niños. |
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Lilimesilidwala que en chichewa el idioma
de los chewa, la tribu mayoritaria en la zona centro de
Malawi, quiere decir "la lengua no está enferma",no
recuerda cuantos años tiene, mira con sus ojos acuosos
e interroga a quienes estan enfrente de ella como
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si
fueran ellos quienes pudieran darle la respuesta.
Lilime lleva dos horas esperando a las puertas de
la misión católica de Chezi a que se
inicie el reparto de harina entre los ancianos de
los alrededores.Si recuerda que fue su madre quien
le dio ese nombre porque decía, "el cuerpo
puede estar enfermo, las piernas, los brazos.. pero
si alguien habla es difícil que deje de hacerlo".
Y ella ha llevado toda su vida ese nombre y todo el
mundo en su aldea Njolomole la conoce como Lilimesilidwala
aunque asegura que tiene otro nombre, Magdalena, el
que recibió cuando la bautizaron en Lilongwe
la capital del país porque cuando se casó
con su primo Safani Manyetera se fueron a vivir al
pueblo de su madre cerca del barrio de Likuni, en
Lilongwe. Claro que ella nació también
en Njolomole, como su marido, a donde se había
trasladado su madre cuando conoció a su padre.
Ha salido a las seis de la mañana de su pueblo
y ha iniciado el camino junto
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con Agness Chimpala, otra de las ancianas
inscritas en el programa de ayuda. Suele tardar dos horas
en llegar hasta la misión atravesando las pequeñas
colinas que rodean la zona ; ha tomado un atajo porque por
la carretera principal recorrer los nueve
kilómetros que separan Njolomole de Chezi
le hubiese llevado más de tres horas y además
hay demasiados coches que circulan en dirección
al lago Malawi a poco más de 50 km de allí.
En el camino se ha encontrado con más gente
pero apenas ha hablado con ellos. "De Njolomole
somos al menos diez los que estamos registrados"
comenta mientras espera que alguien le pase la chipanda
que corre de mano en mano. En las aldeas, la chipanda
se usa para conservar la mowa, cerveza local, pero
hoy alguien la ha traido hasta las puertas de Chezi
y un trago de agua fresca con el sabor a cerveza
aún pegado en las paredes se agradece. Ha
sido una buena idea sobre todo porque un asungu
(blanco) que está en la misión se
la llena de vez en cuando y pueden refrescarse y
aguantar mejor el calor de estos últimos
meses del año previos a las lluvias. |
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Recuerda
que vio a los primeros hombres blancos cuando vivía
en Likuni y cuenta que entre ellos estaba el Padre Salam.Lilimesilidwala
no sabe que este Misionero de Africa fue el primero en crear
una gramática en chichewa para
extranjeros y
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que
gracias a este libro muchos de los que trabajan
hoy en Malawi hablan chichewa.Ni lo sabe ni le interesa
y se sorprende cuando escucha que le preguntan si
sabe leer y escribir, pone cara de sorprendida y
de nuevo interpela a quien quiera responderle porque
no entiendemuy bien para qué necesita ella
saber eso. A su lado Mwadaonasi Paulo se queja del
calor y del dolor que tiene en los pies y en las
piernas. Ha venido caminando desde Yapola a unos
dos kilómetros escasos de Chezi pero para
ella caminar dos metros es como si caminara 200
kilómetros. Sus pies estan muertos y todo
por una herida tropical que le salió en la
pierna derecha no recuerda cuando y que nunca curó.
No tiene ningún reparo en enseñar
su herida a quien se interesa por ella y no se sorprende
cuando los forasteros que esos dias estan en la
misión fruncen el ceño cuando levanta
su chitenchi (especie de pareo con el que cubren
las piernas las
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mujeres
las piernas las mujeres malawianas) y les muestra su herida.Cuando
le hablan de ir al hospital no contesta, lleva tanto tiempo
arrastrando sus pies muertos que le da lo mismo. Llegar
hasta la misión ha sido difícil pero lo ha
logrado, como otras veces, apoyada en su palo, lo duro será
volver a Yapola porque tendrá que subir la colina
que ha bajado ahora. |
TEXTO:
NURIA TAMAYO FOTOS:
EMILIO MORENATTI
SEPTIEMBRE-2003
INICIATIVA PERIODISTICA SOLIDARIA
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